El fin de la sanidad pública
¿Un bien o un mal?
El cómo hemos llegado a la situación de quiebra y por tanto a estar al borde de quedarnos sin cobertura sanitaria gratuita y universal tiene muchas lecturas. Yo soy de los que piensan que más allá de los errores humanos existen razones para esta situación, del mismo modo que muchas circunstancias de la vida ocurren para que saquemos una enseñanza vital o nos abramos a nuevas posibilidades que antes no contemplábamos.
Lo primero, es un examen de conciencia. Personas incompetentes ocupando puestos de responsabilidad. Incompetentes no porque carezcan de inteligencia y conocimientos (que en algunos también escasea), sino porque carecen de moral y no son ni de lejos nada que se asemeje, por ejemplo, al concepto de Hombre Superior de Confucio. Cuando esos hombres y mujeres, inferiores por su condición moral, alcanzan el poder y de algún modo logran que el camino que deba recorrer quien decida servir al pueblo se convierta en una criba incapaz de ser superada por un Hombre de Verdad, entonces la decadencia de ese Estado, nación o pueblo es irremediable e irreversible... a no ser que se llegue a ciertos límites y ocurra una regeneración y un resurgir. Pero no olvidemos que grandes naciones y culturas han sido borradas del mapa por esta razón. Y la otra razón que observo nos señala como colectivo. La clase política emana de nosotros.
Entonces, deberíamos preguntarnos qué nos ocurre,
cómo sentimos,
cómo pensamos y qué pensamos, cuáles son nuestras prioridades, cuáles son nuestros principios
y a fin de cuentas,
qué es lo más importante de nuestra vida.
Porque un Hombre Superior ocupando un cargo de gobierno asume con gusto la posibilidad de perder todas sus posesiones, incluso la vida, en aras de ese compromiso que ha adquirido con su propia alma -no sólo ante otras personas "importantes" mientras juraba su cargo apoyando su mano en un libro- de procurar el bien material a su pueblo, pero sobre todo, el moral. Sencillamente porque antes que la materia está el Espíritu.
Pues bien, me adentro en el objetivo de este artículo: averiguar qué posibles razones existen más allá de los errores propios por los que nos encontramos en la situación de quiebra de la Sanidad Pública así como de otros servicios sociales cuyo origen se puede considerar impecable desde el punto de vista humano.
Entonces, si aceptamos que no existe error de origen ¿por qué nos hallamos a las puertas de perder la Sanidad Pública?
Si nos quedamos sin el único modelo de medicina que es gratuita y tenemos que pasar a pagarlo es lógico pensar que muchos probarán otros caminos, en especial las drogas no sólo no les funcionarán en muchos casos, sino que les perjudican.
No se trata de una guerra de modelos de medicina, sino de una integración. Y lamentablemente esto no ocurrirá a menos que nos quedemos sin Sanidad gratuita. El ajuste será extremadamente doloroso por la dependencia que tenemos de esa química, en algunos casos imprescindible para la supervivencia. Imprescindible por el grado extremo al que ha llegado el organismo.
Por ejemplo, según los principios de la Medicina Tradicional China antes de que se pueda apreciar un daño en un órgano o sistema el cuerpo dará señales de que la función de ese órgano o sistema está siendo afectado. Si esas señales se ignoran (lo hacemos de manera automática al acostumbrarnos a sobrellevar numerosas molestias) o se encubren ocultando los síntomas con medicamentos, con el tiempo se produce la afectación física que sí puede detectarse con las pruebas de la medicina occidental.
Llegados a este punto la química y en último término la cirugía es la única solución.
Y el último error que oculta nuestro sistema es la ignorancia. Una ignorancia que en parte es por propia negligencia al negarnos aunque sea inconscientemente a informarnos, y en mayor medida debida a que no nos instruyen desde los medios oficiales acerca de la verdad de asuntos como, por ejemplo, la alimentaciónA esto deberíamos añadir la presión psíquica que soportan nuestras mentes y el sobreesfuerzo al que sometemos a nuestros cuerpos en el actual sistema de vida.
Documental
MONSANTO
Desde los organismos oficiales aseguran que sí nos informan de los hábitos saludables y de las dietas óptimas, pero la verdad es que no explican e informan cómo nos afecta realmente aquello que comemos y los hábitos que seguimos. Hacerlo exigiría una reconversión tan extrema de la industria de la alimentación y, no nos engañemos, de nuestras costumbres alimenticias, que ningún gobierno se atreverá a hacerlo. Sólo lo haría un Hombre Superior y este difícilmente en nuestros tiempos alcanzaría un puesto suficientemente relevante como para ejercer esa influencia liberadora y asumir la responsabilidad por las consecuencias de una transformación así.
Pero no importa, si está en nuestro destino como humanidad el despertar, despertaremos aunque sea a golpes. Y qué duda cabe que quedarse sin cobertura sanitaria será un golpe extremadamente duro. Pero sólo como posibilidad deberíamos contemplar que tal vez ocurre para bien. Quizá no para nuestra generación, pero sí para las generaciones venideras que podrán volver a tener una cobertura sanitaria con muchas más posibilidades que la medicina actual.
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